Había oído hablar de él decenas de veces en series y películas; chistes, referencias, anécdotas… pero en realidad ni conocía ni sabía quién era realmente O.J Simpson.
En 2016 se
estrenó una miniserie de ocho capítulos llamada ‘The people vs O.J Simpson’,
estaba teniendo mucha repercusión y me decidí a verla sabiendo únicamente que
O.J fue un famoso jugador de football y que fue acusado de un doble asesinato. Si
me basaba en los chistes y referencias que había oído durante toda mi vida
podía deducir que estaba entre rejas y era culpable, pero lo que me encontré
fue algo que no esperaba.
El juicio
que empezó siendo contra O.J se transformó en un circo (palabra más usada y que
mejor lo define) fue un espectáculo que crearon los abogados defensores para
distraer la atención de O.J y centrarla en el evidente y latente racismo que
había (y hay) en Estados Unidos.
El
artífice
de esta pantomima fue Jimmy Cocraham, fiero defensor del pueblo negro y
que a
mi entender les hizo más daño que los policías blancos que apalearon a
Rodny
King. En ese caso la “justicia” se puso de lado de los hombres que nos
“sirven
y protegen” dejando claro que las apariencias importan más que los
hechos. Pero
defender a alguien claramente culpable (porque Cocrahm no era tonto)
solo por
el color de su piel y que este hombre evidentemente traicione después a
su
raza… Lo que se debieron reír Trump o Furkham (este último, ´policía
nazi y racista hasta la médula, vamos, como el primero, excepto en lo de
policía).
Como circo
que fue, ganaron los más payasos. Los que más ruido hacían y los que más
tonterías soltaban. Las pruebas daban igual, los hechos y las evidencias
también, era un grupo de negros bajo el yugo del hombre blanco, contra una
mujer blanca que caía mal a las mujeres negras porque la veían prepotente
(dicho por una miembro del jurado afroamericana que aún hoy no se arrepiente de
su decisión).
Probablemente,
junto con ‘The Jinx’ y ‘Making a Murderer’ son los mejores ejemplos de por qué
esa cosa que llaman justicia no funciona en absoluto. El jurado llevaba casi un
año encerrado y solo querían irse, les daba igual O.J, les daba igual las
personas asesinadas y les daban igual los abogados. Habría hecho falta un Fonda
para poner cordura como el de ‘12 hombres sin piedad’.
Por supuesto
ser una cara reconocida cuenta, la gente odia descubrir que está equivocada en
algo, asumir un error puede ser la cosa más difícil a la que se enfrenta una
persona, aunque ese error no pueda predecirse, como tener de ídolo a un
asesino, por ello deseas y llegas a creer en su inocencia. Todo tiene que ver con
la percepción, los prejuicios, los miedos, los deseos… la justicia ciega no
existe.
La miniserie
es un retrato muy real a lo que de verdad ocurrió, tiene el humor negro
perfecto que impregnó todo aquel caso, sin embargo, solamente se centra en el
juicio, algo que puede solventarse viendo la miniserie documental ‘O.J Made in
América’ título, para mí, perfecto, ya que así se define el mismo O.J en una
conversación telefónica desde la cárcel mientras se celebraba el juicio, decía
algo como: “Yo no era así, América me ha hecho así.”
El
documental ganador del Oscar va desde los primeros días de universidad de O.J
hasta el día de hoy pasando obviamente por el juicio. Es el complemento
perfecto para la serie, te dice cómo era él y porqué lo era y porqué acabó donde
acabó. Todo el tema da para una tesis doctoral, desde luego.
O.J nunca
luchó por el pueblo afroamericano, se desvinculó totalmente de sus problemas,
pero el pueblo afroamericano lo veía de su color, así que era suficiente para
defenderle. O.J se creía Dios, y con razón, básicamente hizo lo que le dio la
gana durante toda su vida y siempre salió airoso, así que ¿Por qué no seguir
así?
Era un
hombre negro que se ocultaba detrás de una sonrisa blanca. Porque nunca la
frase “era muy simpático, siempre saludaba” había tenido más sentido. Jugaba
con su imagen, él lo sabía, sus abogados lo sabían y la gente de color no lo
quería reconocer. Cualquier otro hombre anónimo no habría tenido el tremendo
apoyo que tuvo él.
Para no
destripar el final del documental en caso de que no conozcas el caso, no diré
que ocurre, pero la forma en la que ocurre es una maravilla, casi poético.
En
definitiva,
tanto la mini serie como el documental, cinematográficamente hablando
con una
maravilla que no se puede perder, psicológicamente es de estudio. Es
para mirar
al mundo y ver todo lo malo que hay en él, nada funciona, ni en términos
de
leyes ni en la raza humana ¿El problema? Que hay gente que lo sabe, pero
en vez
de cambiarlo, prefiere aprovecharse de ello ¿La solución? La eliminación
total de los prejuicios. O sea, que no hay solución posible.